Cookie Consent by FreePrivacyPolicy.com Al Andalus Jacobeo, recorridos de pazos y rías

Crónicas viajeras:  Noticia de actualidad


El cuarto y quinto días del Al Andalus discurrieron entre Orense, Santiago de Compostela, Pontevedra y Vigo

Con cielos grises gallegos, vaticinio del trágico día, amaneció el cuarto día del recorrido del Al Andalus en Galicia. La ruta partió de Orense hacia Vedra para visitar dos atractivos pazos con sus jardines, se estremeció como toda España con el accidente del Alvia, sucedido a poco más de dos kilómetros de este tren, y remató al día siguiente con una visita a la ría de Vigo y Pontevedra


Al Andalus Jacobeo, recorridos de pazos y rías
 
El Al Andalus en su primera parada en Vedra
 
 

(26/07/2013) v>

En torno a las 8:30 el tren inició su camino por la antigua ruta de Orense, aquella que se cruza varias veces con el moderno trazado de alta velocidad. Los motores de las 319 rugieron para llevar los 410 metros del tren trepando por las laderas del valle de Miño. Un sinuoso recorrido llevó a los viajeros hasta la primera parada de la ruta, la estación de Vedra Rivadulla. El tren es tan largo que no cabe en los andenes, por lo cual el pasaje debe descartar algunas de las puertas del tren para descender.

Un autobús condujo al pasaje primer destino, el Pazo de Santa Cruz. Este recinto acoge un atractivo espacio de labranza y de jardín con aspecto silvestre, que se completó con la siguiente visita, al Pazo de Oca, un recinto ajardinado de especial elegancia, llamado el Versalles Gallego, y no está muy lejos de merecer esa comparación.

Tras las las visita se comió en un restaurante de Ponteulla, a poca distancia de los dos puentes de Gundían, las espectaculares obras ferroviarias, una de la red convencional y otra de alta velocidad, que salvan el curso del Ulla. Tras la comida el pasaje regresó al tren y llegó a Santiago para completar la visita turística, de marcado carácter cultural, por un lado, y festivo por otro, ya que coincidió con la noche de la víspera de la fiesta del Apóstol Santiago.
 
Por su parte, el Al Andalus descansó todo el resto del día en Santiago. Estacionado en la vía 3, lo primero que se hizo fue recolocar las máquinas en el otro extremo del tren, para preparar el viaje del día siguiente hacia Vigo. Mientras el furgón generador tuvo que estar todo el día en marcha, porque si bien sobre el mismo había un brillante cable de catenaria, no se pudo subir el pantógrafo porque la tensión de la misma es del 25.000 VCA, y éste está preparado para los 3.000 VCC normarles de la red convencional de Adif.
 
La noticia del trágico accidente ferroviario, sucedido a escasa distancia de la estación santiaguesa, donde descansaba el tren, trastocó la vida de la ciudad, en plenas fiestas, que quedaron paradas, y el viaje del tren.
 
Los viajeros del Al Andalus volvieron al tren tras la cena, cuando ya se había relajado el ambiente de tensión vivido en los momentos inmediatos a la accidente. El pasaje del tren fue sus departamentos y en plena noche el convoy cambió el plan previsto y en vez de partir al dia siguiente, como estaba previsto, lo hizo a las tres de la madrugada, hasta Redondela, para aligerar la ocupación de las vías de Santiago, necesarias de plena disponibilidad en esos momentos tan complejos.

El quinto día, rías gallegas
 
El tren amaneció en una de las vías de apartado de Redondela, en una mañana de rachas lluviosas en la que esta terminal tenía un especial tráfico de Alvias y Talgos desviados por Pontevedra a causa del accidente. Los viajeros iniciaron su ruta de presentación con un recorrido que combinaba la visita en barco a la ría y su zona y a un pazo de Cambados. La tarde sirvió para conocer la belleza de la ciudad de Pontevedra.
 
Por su parte, el tren que había quedado en Redondela se aprestó a un operativo especial, en parte por el cambio de ruta debido al accidente, y en parte ajustándose al plan operativo posible en este tramo dadas sus características y las demandas previstas. Así, una de las máquinas se cortó de la cabeza y se llevó a la cola de tren. Las dos maquinas llevaron el tren de vacio, ambas dando tracción. El que dieran tracción era una necesidad ya que la puesta en servicio de nuevos tramos de alta velocidad, con mayores pendientes que el trazado clásico, exigía toda la potencia de las dos máquinas. Y el contar con máquinas en cabeza y cola era para minimizar la ocupación de vía en Pontevedra. El tren llegó casi en paralelo a los viajeros que venían en autobús. No hubo que hacer  maniobra alguna ya que había dos maquinas, dando doble tracción por cola: las dos máquinas traccionaban y las órdenes las daba el maquinista de cabeza al de cola por radiotransmisor, dada la imposibilidad de funcionar en mando múltiple.
 

Con esta disposición el tren llegó a Vigo, donde los viajeros pudieron conocer la ciudad, momento que los técnicos de Integria aprovecharon para cortar la máquina que iba en cabeza para llevarla a cola y ponerla de nuevo en doble tracción estándar, ya que las 21.00 horas el tren invertía ruta en esa estación término para llevar al pasaje el destino de ese día, La Coruña, adónde llegó en torno a la media noche.

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