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Crónicas viajeras:  Noticia de actualidad


Muchos años después de sus primeros viajes, el Al Aldalus ha llegado hoy hasta Orense

Tercer día de viaje de este periplo jacobeo del Al Andalus. El tren amaneció en Astorga y partió a media mañana hacia Ponferrada. Su pasaje ha hecho diversas rutas turísticas y finalmente, tras varias intervenciones técnicas programadas, el tren hizo su parte final del viaje, desde la capital berciana hasta Orense

El Al Andalus entra en Galicia
 
El tren estacionado en Astorga
 
 

(24/07/2013) Muchos años hacía que esta veterana composición no entraba en Galicia. Hoy martes 23 de julio los 450 metros del convoy crema y marrón ha cruzado el Sil en el espectacular paso de El Estrecho y se ha reencontrado con carriles gallegos.

El Al Andalus amaneció en la tranquila estación de Astorga, muy cerca de donde se desgaja de la línea principal la solitaria vía única de la Ruta de la Plata, un mito de nuestra red ferroviaria lamentablemente cerrado y en proceso de desmantelamiento. Al lado, un desguace de antiguos vagones JJPD daba un toque amargo a los apasionados del ferrocarril. Pero dentro del tren el pasaje ya estaba desayunando y, al poco, bajó del tren para iniciar el recorrido turístico de la capital maragata, apretada ruta que incluía la visita al Palacio Episcopal de Gaudí y la Catedral, además del Museo del Chocolate y un concurridísimo mercadillo.

Mientras, la tripulación de cabina del Al Andalus preparaba el tren para la tarde y los mecánicos afrontaban una tarea ineludible: vaciar las aguas negras de los retretes. Esta operación se hace con un camioncillo que succiona los depósitos, pero esta aparentemente sencilla tarea no lo es tanto en este tren y en esta estación. La operación ha de realizarse situando cada vagón junto al camión, con la ayuda continua de los maquinistas y personal de Integria a pie de vagón. Casi tres horas se emplearon en mover este larguísimo convoy, con el reto de hacerlo todo mientras los turistas visitaban la ciudad y antes de emprender el siguiente salto ferroviario, a Ponferrada.

A las 13.00 horas el tren reinició su marcha hacia Ponferrada. El paso del Puerto del Manzanal generó alguna parada técnica por cruzamiento con otras circulaciones, pero este tramo fue aprovechado para realizar una rueda de prensa que explicó a los periodistas viajeros cuáles son las claves de este tren y de los demás trenes de lujo de Renfe.
 
Ponferrada era el lugar escogido por la organización para la comida, en el marco del bellísimo castillo de los Templarios, tras la cual el pasaje cursó una visita a Las Médulas.
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El tren a su paso por La Granja. Foto Daniel Pérez Lanuza
 
Entrada en Galicia, comen los viajeros y las locomotoras
 
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El recorrido junto al Sil, el paisaje más bello, hasta el momento, de toda la ruta.
La parte final del viaje ha sido, hasta ahora, la más bella del periplo. Tras surcar las llanadas bercianas, una vez pasado Toral de los Vados, el tren cruzó el Sil en el fantástico paraje del Estrecho, divisoria natural entre León y Orense. Desde aquí el tren se ajustó, preferentemente, a la orilla derecha del Sil, que bien con aguas libres o remansadas en los sucesivos embalses, ofrecía una sucesión de paisajes de espectacular belleza.
 
La dura remontada desde San Clodio hacia Monforte justificó la presencia de la pareja de 319 al frente del tren en un tramo con catenaria, donde aparentemente la 252 podría haber seguido al frente, pero las más de ochocientas toneladas del tren y la fuerte rampa hacían necesaria una tracción más eficiente con estas cargas y rampas. Y aunque fuera a casi 50 km/h, el tren subió muy dignamente hacia esta villa ferroviaria. En todo este tramo el pasaje disfrutó especialmente del paisaje mientras cenaba, con las vistas de la lámina de agua.
 
Monforte supone para el tren un hito importante. Por un lado es el lugar de la primera inversión de marcha de la composición pero, por otro, es lugar donde se ha establecido el primer repostaje de las máquinas. Ésta habían salido de Valladolid con sus depósitos llenos de 4.000 litros de gasoil, cada una. En Monforte, antes de proceder al desacople y recolocación al otro lado del tren, una por una fueron repostando en una manga que alimenta las locomotoras de esta base de tracción de Renfe. Algo más de un millar de litros entraron en cada uno de sus depósitos. En este repostaje y cambio de locomotoras no hubo corte de energía porque los furgones ya van permanentemente en marcha para dar tensión a los remolques.
 

En unos veinte minutos se completó la operación, las locomotoras fueron acopladas y el tren se dio por dispuesto y listo para partir de nuevo, ahora en dirección contraria. La noche cerrada impidió disfrutar de los paisajes de las riberas del Miño, curso que guió al tren hasta Orense, adónde llegó poco antes de la medianoche. Antes de cerrar todas las operaciones, tras apagar la máquina se subió el pantógrafo del furgón y se apagó también el generador. Finalmente, los mecánicos de Integria aprovecharon la parada para dejar conectada una manga de agua para rellenar la composición, una rutina que se hace siempre que hay ocasión.

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